El bambú es una planta muy antigua que se encuentra en Asia, América, África y Oceanía, adaptable a variedad de climas. Fue introducida por los portugueses en Europa en el siglo XVI, pero las primeras plantaciones datan de 1855 en Inglaterra y Francia.
Es una planta muy flexible y versátil que ha inspirado mitos en algunas culturas orientales que lo consideran símbolo de flexibilidad, elasticidad, sinceridad y buena suerte. Por su resistencia, también es llamado el acero vegetal. No en vano, de los más de 1.500 usos que le reconocen, el de la construcción es uno de los más importantes.
Sus brotes contienen un tuétano rico en hierro, vitamina B, calcio, celulosa y proteínas. Según los expertos, las propiedades del bambú permiten restablecer la elasticidad y la flexibilidad de los tejidos cutáneos, al tiempo que se optimiza la calidad de la piel para favorecer una hidratación óptima.
El bambú es rico en silicio, su principio activo es el bambosil que tiene una acción regenerativa sobre las articulaciones, y estimula la síntesis de colágeno por el tejido óseo y conjuntivo facilitando la reconstrucción del cartílago destruido por la artrosis.
Entre sus múltiples usos y beneficios, se destacan los masajes sensitivos que ya forman parte de los más prestigiosos SPA del mundo entero. Los beneficios de esta técnica cumplen las siguientes finalidades básicas: relajar, reactivar los trastornos circulatorios, combatir la celulitis, revitalizar psicofísicamente y remodelar la silueta.
La textura redonda, lisa y consistente del Bambú hace de él un accesorio de masaje original y rico en sensaciones. Las cañas que se utilizan en el tratamiento se adaptan perfectamente a la topografía del cuerpo para aportarle una relajación profunda y revitalizante. El bambú es bien conocido en dermo-cosmética y en fitoterapia por sus propiedades remineralizantes, reestructurantes y calmantes.
Este masaje se sirve de la elasticidad y robustez de los troncos de bambú para transportar a quien lo recibe, a un estado de relajación absoluto capaz de disipar todas las tensiones acumuladas. Las cañas de bambú permiten calibrar perfectamente la presión de cada encrucijada vascular y cada relieve del cuerpo, así como la estimulación de las zonas de los pies, las manos y el rostro, adaptándose a la perfección. De este modo se logra estimular la producción de anticuerpos, se fortalecen los componentes vitales del cuerpo, mejora la circulación y produce un estado de relajación general en todo el organismo.
Por otro lado, la técnica de presión por rodamiento, deslizamiento y amasamiento produce una influencia directa sobre la dinámica de los fluidos, favoreciendo así el drenaje y la regeneración de los tejidos.
Las cañas de bambú utilizadas con esta técnica de masaje, colaboran en la liberación de los gases de las fascias. Las “fascias” son unas finas membranas que sirven de unión entre diferentes partes del cuerpo, envolviendo y uniendo músculos, huesos, vísceras y vasos sanguíneos como una tela de araña.
Las fascias acompañan los movimientos, permiten el intercambio de nutrientes corporales contribuyen al buen fluido nervioso y juegan un papel importante en el sistema neuroendocrino y a nivel inmunitario.
Estas membranas son muy sensibles a toda suerte de agresión y cuando hay un estrés físico o psíquico, se contractan, se tensionan y esto puede perturbar el buen funcionamiento del organismo.
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